Historias del sindicato anarcocapitalista CNT (Córdoba)
Resulta curioso que un sindicato anarquista, que se presupone lucha por unos ideales libertarios, use argucias capitalistas para amasar fortuna. No es de extrañar que los valores e ideales queden a un lado cuando hay dinero de por medio; es algo que, aún en los tiempos que corren, no deja de entristecerme.
El primer día que llegué al sindicato con mi problema, me informaron verbalmente de las condiciones. Según me dieron a entender, la «Asesoría Legal y Jurídica» era gratuita desde el primer momento de la afiliación. También me indicaron que en caso de que hubiera algún proceso judicial, durante el primer año de afiliación se hacía una rebaja en las cuotas del abogado, pero pasado el primer año pasaban a ser gratuitas también. Todo verbal, nunca firmé ningún tipo de documento al respecto.
Había transcurrido más de un año desde que me afilié a dicha organización anarcosindical cuando me decidí a crear la Sección Sindical. Al principio todo eran buenas caras, palabras de apoyo, compañerismo… Joder, daba la impresión de estar en un verdadero sindicato, de esos que se preocupan por los trabajadores y sus derechos, y van a muerte contra el empresario explotador y las injusticias en el entorno laboral.
Una vez que la situación empezó a complicarse, comenzaron a su vez las situaciones incómodas y extrañas. Por ejemplo, tuvimos que pagar de nuestro bolsillo algún que otro burofax enviado a la empresa, para informar de asuntos relacionados con la Sección Sindical y, por tanto con el sindicato.
La desconfianza ya había hecho aparición y eso hacía que me fijara en infinidad de detalles. Cuando empezaron los procesos judiciales y la situación se complicó, todo eran excusas para intentar convencerme de seguir en «su lucha». Daba la impresión que interesaba más causar revuelo en la empresa y alargar el conflicto que realmente solucionar el problema. Manifestaciones, pancartas, consignas, pegatinas y banderas del sindicato, parecía ser lo único por lo que mostraban real interés.
También hice una página web para la Sección Sindical, en la que se fueron colgando artículos para informar a los demás compañeros de la empresa sobre los derechos que tienen los trabajadores, con información sobre el Estatuto de los Trabajadores o el Convenio Colectivo, y comunicados de la sección. Misteriosamente, de un día para otro y sin justificación alguna, el sindicato eliminó la web. Después de preguntar qué había pasado, obtuve el silencio por respuesta y nunca más se volvió a saber nada.
Por otro lado, los consejos de los abogados del sindicato no siempre fueron la opción más beneficiosa durante el proceso, por lo que tuve que buscarme la vida por mi cuenta estudiando leyes e investigando. Llegué a la conclusión de cómo quería proceder con los juicios pero, como no soy abogado, contacté con un bufete externo y pagué para que me hicieran un informe sobre cuál era la mejor manera de proceder. Realmente, para lo único que me sirvió este informe, fue para confirmar mi estrategia y tener un argumento de peso con el que decirle al «abogado del sindicato» lo que tenía que hacer. Resulta curioso, ¿verdad?.
Cuando llegó el día del juicio y todo se resolvió a mi favor, salieron a relucir las verdaderas intenciones. Al día siguiente me citaron en la sede del sindicato para terminar de arreglar los últimos papeles. Cuando llegué, me hizo gracia que el «abogado del sindicato» me recibiera sonriente y con un «¡Ya ha llegado el día del sablazo!». En ese momento, cuando ya tenía el cheque con mi indemnización, fue el primer momento en el que me informan de que les debo 2100 €.
Al parecer yo no me había enterado de que tenía que abonar la humilde cantidad de 900 € al sindicato, en concepto de donación. Ni tampoco que la minuta del abogado no corría por parte del sindicato, como en un principio se me informó, sino que tenía que pagarle la cantidad de 1200 €.
Como ni me parecía lógico ni justo, me hice pasar por un trabajador explotado por su jefe y llamé a la sede del sindicato de Málaga para que me informaran de las condiciones de afiliación. Me dieron las mismas condiciones que desde un principio me refirieron aquí en Córdoba, por lo que les hice saber tanto al sindicato como al abogado que no iban a cobrar dicha cantidad.
Tras mi negativa a hacer frente a ese pago, he recibido varios mensajes y llamadas por parte del representante del sindicato, para cobrar la supuesta deuda que tengo contraída con ellos. Hasta el punto de que a día de hoy, me ha llegado incluso a amenazar por teléfono diciéndome que ya me vería por la calle. En serio, ¿pero qué clase de matones os creéis?.
Por ese motivo he decidido hacer pública esta información, porque no me gustan las amenazas, ni tampoco me gusta que se intenten aprovechar o reírse de mi.
Gracias por perder vuestro tiempo en leer estas líneas.